lunes, febrero 1

28 Explotando un yacimiento alienígena

FECHA GALÁCTICA: 22 de enero de 3302

La Medusa, una nave de clase Python de los astilleros Faulcon deLacy, está resultando un excelente navío multipropósito. Carece de los poderosos escudos y de la velocidad de la Imparable, nuestra Fer-de-Lance equipada como nave cazarrecompensas, pero a cambio tenemos una capacidad de salto superior en unos tres años luz y posibilidad de incorporar los módulos necesarios para realizar múltiples tareas de diversa índole: transporte, recuperación, combate ligero, asalto de superficie... manteniendo una capacidad de combate aceptable gracias a sus tres anclajes grandes y dos medianos. En definitiva, una nave perfecta para labores de mercenario, en las que hay que tener versatilidad y cintura para reaccionar en situaciones de lo más variadas. Y precisamente ahora hay una ocasión perfecta para poner a prueba sus capacidades.

Obsidian Orbital, en el sistema Maia

Obsidian Orbital, en el sistema Maia, en el corazón de la nebulosa de las Pléyades. Estamos a más de 350 años luz del sistema solar, donde recientemente ha sido construida una estación espacial que se erige como una de las pocas construcciones humanas que existen tan alejadas de la burbuja habitada. El profesor Ishmael Palin, un reputado científico pionero en el estudio de los artefactos desconocidos y ahora de los grandes percebes espaciales, ha hecho un llamamiento para que pilotos de todas partes y alineamiento acudan a las Pléyades para obtener las meta-aleaciones de los percebes y entregarlas en Obsidian Orbital. Al parecer, las meta-aleaciones podrían ser la clave de la solución a los problemas que los artefactos desconocidos están causando en los sistemas de las estaciones y que están obligando a clausurar numerosos servicios en muchas de ellas.

"Si vas a participar en una misión comunitaria, en la que alguien hace un llamamiento público y miles de comandantes acuden a la llamada, mejor ve preparado para el combate".

Estas sabias palabras son las que han hecho que dejemos atrás la Astrea, nuestra vieja Asp Explorer, y traigamos aquí de nuevo a la Medusa a pesar de la distancia a recorrer hasta Maia. Además, aparte de los peligros implícitos en participar en una misión que concentrará gran cantidad de pilotos en un mismo sector, están los recientes ataques que distintos grupos armados como Smiling Dog Crew han realizado sobre los exploradores que intentan estudiar los percebes, con la excusa de "preservar a las entidades alienígenas". Y aunque puedo entender una postura como esa, no creo que atacar indiscriminadamente sea la solución.

Listos para comenzar la extracción de las meta-aleaciones

- Comandante, limpios los sensores. Puede proceder.
- Recibido, desembarcando con el Scarab.

La cautela es primordial. Hemos llegado de nuevo a Merope 5C, donde hace unos días estuvimos realizando una exploración preliminar de los percebes y diversas pruebas de todo tipo para el Canonn Interstellar Research Group. Recuerdo habernos cruzado entonces con varios comandantes con los que charlamos de forma amistosa y compartimos información y experiencias. Pero ahora la cosa es diferente. Desde que empezaron los ataques por esta zona cualquier contacto en los sensores puede ser considerado como una amenaza, y por tanto no conviene alejarse de la nave en un VRS si hay contactos cercanos.

Los experimentos realizados hace menos de una semana incluyeron las pruebas de resistencia de la estructura central.

- Nakamura, voy con otras dos unidades de material.
- Recibido, comandante. Todo despejado por el momento.

El proceso de carga de la bodega es lento. Solo un par de las afiladas estructuras producen unos "frutos" del tamaño suficiente como para extraer meta-aleaciones de ellos. El resto, más pequeños, producen otros tipos de materiales que, si bien son útiles, no son necesarios para nuestro objetivo y por tanto hemos optado por no causar más destrucción de la necesaria.

Solamente estos "frutos" de mayor tamaño proporcionan meta-aleaciones, y solo crecen en dos de las estructuras puntiagudas.

- Descarga completada, Nakamura. ¿Sabes?, voy a subir a la nave a descansar un rato mientras vuelven a regenerarse esas cosas...
- Dese prisa comandante... acaba de aparecer un contacto en los sensores.
- ¿Otra Asp o Cobra? -pregunto sin mucha preocupación, pues hasta ahora los encuentros han sido con naves solitarias de un tipo inferior a nuestra Python y por tanto, razonablemente inofensivos.
- Negativo... es un Cúter imperial.

De repente, mis pulsaciones suben al máximo. Salgo del SRV y salto por los pasillos de la Medusa aprovechando la escasa gravedad del planeta para llegar al puente en segundos.

- Comandante, la nave no responde a mis intentos de comunicación...
- ¡Despega!

El primer impacto llega antes de que pueda sentarme en mi asiento. Ráfagas de proyectiles de bajo calibre que rocían el suelo alrededor de la nave e inicialmente son dispersadas por los escudos, acompañadas de pulsos láser a una cadencia constante.

- Estamos en vuelo, comandante, ¡cúter a 2 kilómetros y aproximándose!, 
- ¡Células de escudo!, ¡tren de aterrizaje arriba!, ¡postquemación!

Tomo los mandos y Nakamura ya está lanzando un eyector térmico para frenar el tremendo subidón de temperatura de las células de escudo, que afortunadamente recargan los escudos sin problemas.

- Comandante -=AED=-, comandante -=AED=-, desista en su ataque...

Mis comunicaciones no tienen respuesta. La base de datos me dice que el comandante -=AED=- es un conocido asesino, ni siquiera merece el nombre de pirata. No perderemos más el tiempo con esto, con una clara inferioridad ante su nave, nuestra opción es huir.

- Nakamura, ¿distancia?
- 1,7 kilómetros, ¡nos estamos alejando demasiado despacio!
- ¡Toda la energía a motores y el resto a sistemas!, ¡lanza otra célula de recarga!

Ganando altitud para poder saltar, comprobamos que la velocidad de esta cúter que nos persigue es extremadamente alta: solo mediante el máximo de los esfuerzos del motor podemos alejarnos metro a metro, lo que le da tiempo suficiente para que nuestros escudos caigan y sus armas comiencen a morder el casco. A una distancia de 3 kilómetros ya apenas sufrimos impactos, pero la nave ha sufrido graves daños.

- ¡Saltando en 4, 3, 2, 1...!

Me dejo caer en el respaldo y relajo los músculos, en tensión durante los últimos dos minutos de frenética actividad. La ausencia de gravedad ayuda y desabrocho los cinturones del asiento para flotar hacia el interior.

- Buen trabajo, Nakamura. Voy a comprobar los daños. Dirige la nave a puerto y avísame si hay problemas.
- A la orden comandante.

La nave ha aguantado bien, pero con unos daños en el casco del 66%. Ante ataques de naves grandes y grupos numerosos, la velocidad es crucial para intentar escapar, y he echado de menos la velocidad de la Imparable.

Días más tarde, el llamamiento del profesor Palin termina y promete tener bodegas de carga que neutralicen el efecto corrosivo de los artefactos desconocidos en el interior de las naves, y versiones más grandes para las estaciones y bases espaciales. Por nuestra parte, hemos ganado más de 15 millones entre la venta de las meta-aleaciones y las recompensas de la misión. Una buena suma. Y sin embargo, sigo pensando en las imágenes de los percebes arrasados por completo innecesariamente y me pregunto si realmente esto tendrá alguna consecuencia como vaticinan algunos...

Destrozos indiscriminados en los percebes, ¿era esto necesario?