viernes, mayo 22

15 Rumores, rumores

FECHA GALÁCTICA: 1 de mayo de 3301


En lugar de la proyección holográfica habitual, es un desgastado cartel metálico amarillo y negro el que advierte de la obligatoriedad de usar botas magnéticas en todas las dependencias de la pequeña estación. Alguien ha serigrafiado con láser una obscenidad sobre el gastado cartel, que está remachado junto a la puerta que comunica el hangar con las dependencias interiores. Desde el amplio ventanal del puente de la "Astrea" se puede ver el aspecto descuidado que presenta el hangar conforme la plataforma se desplaza y alcanza su lugar, haciendo que la nave quede finalmente en reposo con un estruendo metálico.

Tras el viaje de prueba con la nave por el sistema Solar, hemos planeado una pequeña expedición a la nebulosa California, pasando por Pléyades. Pero antes de empezar nuestro viaje he invertido seis millones de créditos en mejoras adicionales, para hacerla menos vulnerable y con capacidad de combate. La sensación de pilotar una nave completamente desarmada me sigue causando una sensación de vulnerabilidad que me resulta difícil de soportar. Es la misma sensación que me recorre ahora la espalda, como un escalofrío, mientras estoy a punto de salir de la nave y adentrarme en este siniestro puesto avanzado en mitad de ninguna parte.

- Nakamura, será mejor que vayamos armados. En lugares como este nunca se sabe. 
- Recibido comandante.

El aspecto exterior del puesto avanzado no deja lugar a dudas sobre la clase de gente que vamos a encontrar

La Frontera. El límite del espacio habitado por la humanidad. La única razón para sobrepasarla es llegar a dónde nadie ha llegado antes. Visitar de cerca maravillas astronómicas. Encontrar para la humanidad nuevos mundos que colonizar. Aquellos que sobrepasamos la Frontera, lo hacemos empujados por un impulso interior difícil de explicar. Pero la Frontera es un lugar peligroso. En los límites del espacio habitado siempre es más fácil encontrar a los marginados, los fugitivos, los depredadores de las sociedades humanas, que se ocultan aquí entre su última fechoría y la siguiente. Como cazarrecompensas, sé bien de la existencia de estos lugares y más de una vez los he acechado o me he infiltrado en ellos para seguir la pista a un forajido. Pero no significa que me divierta con ello. O que no me corra un sudor frío por la sien cuando estoy a punto de entrar en uno. Hoy solo pasamos por este sistema donde reina la anarquía para comprar las últimas provisiones antes de adentrarnos en el espacio profundo. La organización que controla el pequeño puesto avanzado necesita los créditos de cualquiera que pase por aquí, sea un forajido buscando refugio o un explorador camino del otro extremo de la galaxia. No nos molestarán ni nos harán preguntas indiscretas, pero el resto de personajes que encontremos por aquí, estén de paso como nosotros o usen la estación como base de operaciones para sus fechorías, son otra cuestión. La seguridad local del puesto avanzado protegerá las instalaciones y su personal, normalmente con brutalidad asesina, pero nadie te defenderá si alguien quiere divertirse contigo.

- ¡Por los anillos de Saturno Nakamura!, ¿qué monstruosidad es esa?

La joven mira con aire indiferente la voluminosa pistola que lleva en el cinto, a la altura del muslo derecho.

- Una Cowell .55; su capacidad de parada es tremenda. Yo además uso munición de punta hueca. Puede arrancar un brazo de cuajo... o hacer un agujero del tamaño de un melón.
- Ya veo, ya... de todas formas tiene sus desventajas. Es demasiado voluminosa y pesada, carga poca munición y usa cartuchos convencionales, por lo que no puede usarla en caso de ausencia de oxígeno. Y si el oponente lleva blindaje, la munición de punta hueca será prácticamente inútil.

Mi primer oficial me mira con ojos suspicaces y echa un vistazo al arma que estoy enfundando en ese mismo momento.

- Uso una pistola de agujas. Los proyectiles son de tungsteno, capaces de atravesar la mayoría de los blindajes a corta distancia. Es silenciosa, manejable, con buena cantidad de munición y el mecanismo de aceleración magnética la hace operativa en cualquier entorno. Serví un año en infantería de marina. Al abordar una nave enemiga siempre existe la posibilidad de encontrarte compartimentos despresusrizados. Nunca se sabe en qué condiciones vas a tener que pelear.
- ¿Infantería de marina? Ahora entiendo lo de la espada esa que siempre lleva en el camarote de una nave a otra. Pensaba que era de adorno... o puro esnobismo, como los imperiales, que la llevan como una prenda de vestir aunque no sepan manejarla. Las armas cuerpo a cuerpo se usan cuando el entorno hace peligroso usar armas de proyectiles o explosivos, ¿no es así?
- Veo que se ha fijado en mi espada... En efecto, a veces hay lugares donde es mejor no disparar. Lo cierto es que nunca la he usado, pero siempre la tengo en la nave, por si acaso. Pero no nos demoremos más: compremos las provisiones y salgamos de aquí cuanto antes.
- Hai shireikan
- Al final acabaré aprendiendo japonés...

El tipo que nos atiende en el almacén de aprovisionamiento parece sacado de una holopelícula: cicatriz cruzando la cara, un ojo biónico y una mano reimplantada de alguien menos afortunado. Nos estudia con la mirada mientras transmite las órdenes al automech que comienza a cargar en nuestra bodega las provisiones adquiridas. Está valorando qué tipo de gente somos. Tal vez preguntándose el armamento que oculta la "Astrea" bajos sus anclajes y si merece la pena darle a algún siniestro socio un chivatazo para prepararnos una emboscada cuando salgamos de aquí. Dos guardias de la estación holgazanean en la puerta del almacén, con los subfusiles colgados en bandolera y aspecto peligroso. La mujer nos ha dedicado una mirada rápida al principio y luego ha seguido atendiendo a su holofac, pero el hombretón de los tatuajes en la cara no nos quita ojo.

- Vamos al compartimento de recreo, Nakamura -le susurro a mi colega. Creo que nos conviene aparentar calma y seguridad tomándonos tranquilamente un par de tragos antes de marcharnos de aquí.

El ambiente en el área de recreo es ruidoso y alborotado. La música electrónica estridente está excesivamente alta, algo habitual para dificultar que se escuchen conversaciones ajenas. Flotan por la sala algunos desperdicios que la descuidada clientela de este lugar ha dejado escapar de sus envases para gravedad cero y no hay nadie que los recoja, ni siquiera un automech. La clientela es escasa y la examino de un rápido vistazo: un par de tipos discuten en la barra, medio ebrio uno de ellos; cuatro tripulantes, dos hombres y dos mujeres, están comiendo algo en una mesa en el centro de la sala, riendo y bromeando; un tipo solitario bebe tranquilamente y nos observa desde otra mesa en el extremo de la sala; finalmente dos tipos mantienen una conversación en una de las mesas que hay junto a la entrada. Hago un gesto a Nakamura para sentarnos en otra mesa al otro lado de la entrada y busco sin éxito el holofac de la mesa para pedir las bebidas.

El camarero, un gigante sudoroso en camiseta de tirantes, se acerca para ver qué vamos a tomar: no hay consola holográfica para pedir desde aquí. Por lo que se ve prefieren el viejo sistema de toda la vida. Casi a gritos, pedimos un par de bebidas típicas: pedir ginebra de Centauri o cualquier otra delicatessen llamaría la atención innecesariamente. Mientras el camarero trae la bebida, observo a los tipos que mantienen una tranquila conversación en la mesa de enfrente. Por sus expresiones corporales, parecen estar comentando algo interesante. Y eso pica mi curiosidad. Discretamente saco del cinturón el diminuto micrófono direccional y lo fijo magnéticamente bajo nuestra mesa apuntando a los dos sujetos. Maximizo la ganancia de potencia mientras ajusto la orientación hasta que en el implante subcutáneo de mi oído comienzo a escuchar sus voces con la calidad suficiente como para poder entenderles.

Uno de ellos es de origen imperial. Su fuerte acento y su forma de hablar ampulosa lo delatan. El otro parece un tipo del montón. Podría ser de cualquier sistema de la Federación o de la Alianza. Está claro que pertenecen a la misma tripulación. Están de paso, como nosotros. Agudizo el oído y entre la distorsión del ruido ambiental distingo algunas frases: la nebulosa California, posibles reliquias alienígenas, artefactos de origen desconocido, referencias a un comandante llamado Arcannon. Pero justo cuando la conversación se ponía interesante, un ruido en la barra llama la atención de todos.

Los gritos de los dos individuos que discutían en la barra han crecido por encima incluso de la música. Ahora uno de ellos ha empujado al otro y este retrocede unos pasos, casi perdiendo el magnetismo de sus botas con el suelo. El camarero detiene la música bruscamente y les grita llamándolos a la calma. El tipo delgado desenfunda primero, mientras el otro aún se tambalea intentando mantener el equilibrio. Su arma es una potente pistola láser y el pulso de una fracción de segundo alcanza en la mano izquierda al otro hombre, haciéndola estallar en una nube rosada que llena la estancia de minúsculas gotas de sangre y los restos de sus dedos girando ingrávidos y rebotando por las paredes y el techo. El hombre grita y se agacha llevándose el muñón al pecho, pero logra desenfundar su arma, casualmente una Cowell .55 como la de Nakamura. Noto como retumba mi pecho por el disparo y me llevo la mano a mi oído, que sufre por el sonido amplificado del micrófono direccional bajo la mesa. El tipo de la pistola láser tiene peor suerte que mi oído. El enorme proyectil le impacta en mitad del pecho y le sale por detrás, regando de sangre la pared y lanzándolo por el aire girando sin control cuando sus botas magnéticas se desactivan ante el brutal impacto. No es necesario un segundo disparo: el tipo está listo para la bolsa de plástico. Rebotando en la pared, el techo y luego en el suelo, una bota detiene la deriva del cadáver presionando el cuerpo contra el suelo con firmeza.

Un tiroteo en gravedad cero suele dejar el habitáculo lleno de restos que limpiar flotando sin control

- ¿Qué ha pasado aquí? -dice el guardia de seguridad apuntando al otro tipo con un fusil de asalto mientras sujeta contra el suelo el cadáver.
- El otro desenfundó primero -interviene el barman. Le reventó una mano. Fue una pelea justa.

El guardia de seguridad observa unos segundos al otro tipo, que se incorpora con los dientes apretados sujetándose el muñón en que ahora termina su brazo izquierdo.

- Vale, ragazzo, ve al matasanos y que te mire eso. Las pertenencias del fiambre se las queda la estación. Por las molestias. Y te quiero despegando en una hora. Intenta no volver por aquí en un tiempo, ¿capisci?

El tipo asiente con un gruñido y se larga por la puerta tambaleándose camino de la enfermería. El guardia de seguridad, que por su aspecto y maneras autoritarias parece estar al mando aquí, se dirige ahora a todos los presentes:

- Los demás: se acabó la fiesta por hoy, el bar cierra temprano. -luego se gira al barman mientras comienza a cubrir el cadáver con una bolsa. Pulire questa merda. Presto.

Camino de las Pléyades, con los trajes de vuelo limpios de la sangre del infeliz que hemos visto morir, parece que todo haya sido un mal sueño. Pero no. Ha sido real. Nakamura es la primera en hablar del tema pasado un tiempo.

- No sabía que el láser hacía eso en una persona -comenta por el comunicador.
- Sí, causa heridas terribles y difícilmente reversibles. El aumento de temperatura que el láser genera  en tan poco tiempo provoca la sublimación explosiva del agua contenida en esa zona del cuerpo, y quemaduras en los tejidos aledaños.

Durante un rato Nakamura vuelve a guardar silencio, y sospecho que está más afectada de lo que parece por lo que ha visto. Al cabo de un rato vuelve a iniciar la conversación.

- Cambiando de tema. ¿Pudo escuchar algo de lo que hablaban esos dos?, le vi colocar el micrófono direccional...
- Rumores. Solo rumores. Buscan artefactos desconocidos que podrían tener origen en la zona de la nebulosa California. También mencionaron a un tal Arcannon. Parece ser que está moviendo gente para investigar eso. Vamos de camino justo para allá... he pensado que podríamos contactar con él.
- ¿Se pagan bien esos artefactos?
- Ni idea... pero me intriga más saber lo que son, si es que existen, que ganar dinero con ellos.

Nos aproximamos finalmente a la nebulosa de las Pléyades

Días más tarde, habíamos contactado con el comandante Arcannon y con el comandante Kamzel, alias Erimus One, el del legendario viaje cruzando toda la galaxia. Muchos comandantes hemos terminado uniéndonos a esta investigación tratando de encontrar algunos de estos artefactos, que de momento solo son un rumor. Nuestro viaje a la nebulosa California al final ha sido pospuesto. Dada nuestra situación, se nos encomienda explorar las Pléyades a fondo, en busca de cualquier anomalía o encuentro fuera de lo normal que pudiera sucedernos allí.

Exploramos Celaeno, una estrella blanco azulada de clase B.

Celaeno, en todo su esplendor

Y luego el sistema Maia, donde encontramos un sistema múltiple que incluye un agujero negro. Allí nos encontramos al comandante Tug Speedman en una Lakon Type 6, pero no respondió a ninguna de nuestras comunicaciones.

El agujero negro de Maia fue estudiado intensamente, sin resultados esperanzadores

De nuevo otro agujero negro, esta vez en el sistema HR 1185. Pero tampoco encontramos ninguna otra anomalía ni rastro alguno de artefactos desconocidos.

El espectacular agujero negro del sistema HR 1185 siendo analizado por los sensores de la "Astrea"

Otros sistemas explorados nos dejan algún que otro sobresalto: al saltar a un sistema binario con las estrellas demasiado cercanas, quedamos entre las dos estrellas y las potentes radiaciones comienzan a dañar algunos sistemas. A pesar del mal trago, la vista es espectacular, y mientras nos detenemos a distancia prudencial para que los autorreparadores pongan de nuevo los sistemas a punto, tomamos imágenes con la cámara autónoma.

Un sistema binario con las estrellas muy próximas, un verdadero peligro si al salir del hiperespacio te encuentras entre ambas

De un sistema binario pasamos a otro, aunque menos peligroso. Lo recorremos de arriba a abajo buscando algo fuera de lo normal, pero de nuevo el resultado es negativo.

Este otro sistema binario es más seguro

Finalmente exploramos un sistema totalmente estéril. Una solitaria y joven estrella T Tauri y su disco cirumestelar son lo único que encontramos allí. Pero en ese momento recibimos una comunicación de la zona habitada...

Una joven estrella T Tauri y los restos que la orbitan, que podrían formar planetas dentro de millones de años

- Comandante, un mensaje encriptado entrando.
- Recibido, desencriptando.

PARA: Todos los comandantes en busca del artefacto desconocido
ASUNTO: Contacto establecido
MENSAJE: ¡Atención!: se ha localizado una pista sobre los artefactos de origen desconocido. Ya no son un rumor, sino un hecho. El comandante Wishbend ha detectado un convoy militar de la Federación en el sistema 109 Virginis y ha logrado interceptar sus trasmisiones, que sugieren que está transportando uno. El escáner de carga ha revelado que en efecto es así. El comandante RedWizzard tambien parece haber establecido contacto con otro convoy federal en Timocani. La búsqueda debe centrarse ahora en la zona habitada.

Finalmente, una pista. La Federación sabe algo que nos oculta, y la clave puede estar en esos artefactos. Debemos obtener alguno para examinarlo y descubrir qué hay detrás de todo esto, pero eso significa actuar contra la Federación. Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, soy un ciudadano de la Federación, que sabe que la democracia no es un sistema perfecto y que la corrupción es un cáncer del sistema, pero es el menos malo de los sistemas de gobierno. Pero por otro lado, que tu gobierno oculte secretos, experimentos o te engañe en tus propias narices no me sienta bien. Dice un viejo proverbio, "no muerdas la mano que te da de comer". Pero no es menos cierto otro que reza "nadie debe obedecer, a aquél que no merece mandar".

Abandonamos la nebulosa de las Pléyades y volvemos a la civilización

Estamos a tan solo 385 años luz del sistema Solar, y abandonamos la nebulosa de las Pléyades para regresar rápidamente a Una y perparar a la "Fajadora" para investigar esos misteriosos convoyes federales...

lunes, mayo 11

14 Un trocido de historia

FECHA GALÁCTICA: 30 de abril de 3301

La música sube de volumen un par de octavas con un gesto de mi mano. El panel incrustado en el mamparo situado a mi izquierda muestra una onda cambiando de amplitud con cada variación de la melodía, inundando la estancia con una luz de tonalidad azulada. A la pieza le quedan apenas unos segundos, así que espero que termine antes de levantarme.

- Luces

La iluminación me sorprende hiriendo mis ojos: blanca, intensa, repentina.

- ¡Jod...! Maldita luz...

Mientras me calzo las botas magnéticas, tomo nota mental de que tengo que ajustar los parámetros ambientales de fábrica que los de Lakon le programan al camarote del comandante. No obstante, y según mi costumbre, en lugar de caminar me deslizo flotando a la sala común para imprimirme un desayuno rápido: barra de cereales y yogur. Nakamura ya está allí, terminando el suyo.

- ¿Qué tal subteniente?, ¿lista para el viaje de pruebas de la "Astrea"?
- Buenos días comandante. Lista y deseando poner rumbo a lo desconocido. ¿Qué itinerario tiene pensado?

Me giro lentamente flotando en mitad de la sala, mientras mastico la barra de cereales y le sonrío tratando de parecer enigmático. Como respuesta, la joven frunce el ceño y entrecierra sus ojos, convirtiéndolos en dos rendijas minúsculas.

- Bueno, si el destino es secreto al menos dígame la duración estimada. Hay que cargar provisiones, ¿sabe?
- Ejem... claro, claro. Siempre tan eficiente. Pero no se preocupe por las provisiones: con lo que llevamos habrá suficiente. He planeado un viaje corto, de un par de días, para tomarle el pulso a la nave y pensar las posibles mejoras que pueda necesitar.
- Está bien comandante, comenzaré a hacer la revisión rutinaria de los sistemas antes del despegue.

Nakamura abandona la sala acompañada del sonido rítmico característico de sus botas al magnetizar y desmagnetizar alternativamente. Me apresuro a terminar el yogur aspirando con fruición por la pajita, y luego lanzo el envase de plástico vacío en dirección a la pequeña compuerta del colector de residuos. Por supuesto, fallo el lanzamiento y tengo que recogerlo mientras rebota por las paredes sin control. Tras depositarlo directamente en el colector sin más florituras, me dirijo al puente.

Al entrar y colocarme en el asiento no puedo evitar mirar a mi derecha por costumbre, pero Nakamura no está a mi lado. Es una incomodidad que mi copiloto esté en la cubierta inferior. A mi juicio, un defecto de diseño por parte de Lakon.

- ¿Que tal por ahí abajo, subteniente? Este puente partido en dos cubiertas no me termina de gustar, no tenerla a la vista me resulta incómodo.
- Ajá. Ya veo. Bueno... todos los sistemas en orden, comandante.
- Sí... está bien. Protocolo de despegue, Nakamura.

Aquí empezó todo. Un planeta pequeño y azulado a la distancia idónea de una estrella amarilla y cálida.

La Tierra. Solo tres saltos para cubrir la distancia aproximada de cien años luz. Cuestión de minutos con esta nueva nave. Para Nakamura, es toda una sorpresa esta visita. Habíamos estado anteriormente en el Sistema Solar, pero siempre por negocios. Siempre debido a una misión, una recompensa que cobrar. Siempre de paso. Pero hoy visitaremos la cuna de la civilización sin prisas, deteniéndonos a observar los detalles.

- ¿Ha estado alguna vez ahí abajo, Nakamura?
- No, comandante. Pero me gustaría muchísimo -dice con entusiasmo.
- Yo nací justo ahí, en esa península. En la antigüedad allí había un país que llegó a ser un imperio. De ahí la expansión del idioma español que muchos seguimos hablando. Algún día bajaremos ahí. Algún día.
- ¿Y las islas de mis antepasados?, ¿dónde están?
- A esta velocidad orbital, en unos segundos aparecerán por el horizonte. Mira, allí las tienes -digo señalando, aunque Nakamura no puede ver mi precisa indicación desde la cubierta inferior.
- Como me gustaría visitarlas. ¿Sabe si existen todavía los palacios imperiales de hace dos milenios?
- Me temo que la Tierra del siglo treinta y cuatro no conserva prácticamente nada de lo que fue antes de la Tercera Guerra Mundial. La guerra se prolongó desde el 2.040 al 2.050 aproximadamente. La destrucción fue apocalíptica. Cientos de millones de muertos. Miles de especies extintas. El medio ambiente arrasado. Y las enfermedades de la posguerra casi llevaron a la extinción a la humanidad. La construcción de nuevas ciudades llevó décadas, la recuperación medioambiental siglos. Las nuevas ciudades sustituyeron a las viejas y las construcciones actuales poco conservan de lo anterior.

Noto por el comunicador una exclamación ahogada, y yo mismo siento como un escalofrío recorre mi columna vertebral al imaginar la destrucción sin límites a la que se abandonó la humanidad en aquellos oscuros años.

- Pero la humanidad sobrevivió. Y las guerras al menos favorecen los avances tecnológicos. Todo fue mejorando una vez dejamos de matarnos unos a otros y enfocamos nuestra capacidad en mirar hacia las estrellas y...
- Comandante, contacto en los sensores. Es muy grande. La computadora lo identifica como un crucero de batalla de clase Farragut.
- Ah, debe estar estacionado como fuerza de defensa. Vamos a verlo de cerca.

El FNS Thanatos, un enorme crucero de batalla de clase Farragut

Nos aproximamos al behemoth espacial y nuestra nave parece empequeñecer a su lado. Las líneas agresivas de su diseño y el impresionante despliegue de armamento que transporta quitan el aliento. Nos aproximamos aún más para verlo de cerca, y entonces recibimos una comunicación.

El crucero de batalla de clase Farragut nos lanza una advertencia cuando nos aproximamos.

- Atención "Astrea". Aquí el crucero de batalla "Thanatos". No tiene permiso para aproximarse. Por favor, mantenga una distancia superior a los 1000 metros.
- Recibido "Thanatos". Aumentamos distancia.

El crucero de batalla de clase Farragut nos ha enviado una advertencia seria, así que será mejor que cumplamos sus demandas. Conozco bien el protocolo militar: si seguimos aproximándonos abrirán fuego contra nosotros. Sin contemplaciones.

- Eso ha sido un poco rudo, ¿no le parece comandante?

La voz de Nakamura parece destilar cierto rencor o enfado. La imagino con el ceño fruncido mirando fijamente al "Thanatos", como si pudiera fundirlo con la mirada. Ciertamente me molesta esta separación del puente en dos cubiertas. En la Vulture que hemos comprado recientemente el asiento del copiloto va detrás, pero al menos puedo hacer girar la silla...

- Deben estar hasta las narices de curiosos, Nakamura. No lo tomemos en cuenta. Vámonos a la Luna.

La Luna, la vieja compañera del planeta de origen de la especie humana

La superficie lunar parece virgen desde la órbita, pero en realidad es objeto de explotación, sede de la industria pesada trasladada desde la Tierra y tiene una colonia permanente subterránea desde hace más de mil años.

- Aquí fue donde la humanidad por primera vez puso el pie en otro cuerpo celeste distinto de la Tierra, con medios rudimentarios y grandes riesgos.
- ¿Se pueden visitar esos primeros lugares de exploración espacial humana?
- He oído que hay un museo dedicado a los pioneros de la exploración espacial... así que quizá sea posible. En cuando podamos buscaremos una oportunidad para bajar a comprobarlo. Ahora vayamos a ver algo increíble.

A pesar de la terraformación, Marte sigue mostrando una tonalidad rojiza en parte de su superficie

Marte. El planeta rojo. O al menos antes lo llamaban así. Ahora es otro mundo azulado con condiciones ambientales similares a las de la Tierra.

- No te lo creerás, pero antes era un desierto de color rojo. En el año 2.170 hubo un primer intento de terraformación, tan solo ochenta años después de establecer una primera base allí. Fue un fracaso. Hubo que esperar un siglo para que el segundo intento funcionara.
- Aún se ve rojo en algunas partes...
- Sí, no es demasiado fértil, y toda la flora y fauna ha sido importada, pero al menos la vida ha arraigado ahí abajo y se puede vivir en el exterior sin suplemento de oxígeno. Aunque a veces uno desearía que algunos de los que viven ahí abajo se ahogaran...
- No le entiendo comandante...
- Bueno, cuando la Tierra todavía estaba arrasada tras la guerra, Marte y su programa de terraformación atrajo toda la atención de los ricos y los poderosos. Las corporaciones que pudieron permitírselo compraron grandes parcelas y muchas movieron sus órganos administrativos y residenciales allí. Así que ahí abajo hay muchas personas poderosas de las principales megacorporaciones de la Federación. No es un secreto que a veces sus decisiones tienen sospechosamente un eco directo en la política de la Federación... no sé si me entiendes.
- Entiendo, comandante. La corrupción es un cáncer en la Federeción, ya se lo he dicho más de una vez. A veces me pregunto si no sería mejor servir al Emperador...
- Sí, claro, y aceptar la esclavitud, algo que la humanidad abolió hace más de un milenio. Bueno, mejor no discutamos de política. Atraquemos en Mars High, quiero enseñarle cómo las gastan por aquí los marcianos.

La estación Mars High es lujosa y llena de vegetación

En cuanto uno entra en la estación Mars High se da cuenta de que no es como las demás. Por fuera es una estación Orbis como cualquier otra, pero en su interior está construida con todo lujo y cuidado en el ámbito estético. Jardines e hileras de palmeras adornan los muelles de atraque y todo da una sensación de lujo y tranquilidad. Y los precios de los restaurantes son más altos que el nivel de radiación de de una estrella de neutrones.

Saturno y sus anillos

Tras la carísima comida en el restaurante John Carter, reemprendemos nuestro camino en dirección a los gigantes gaseosos: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Todos estos titanes del Sistema Solar tienen un anillo de material orbitándolos. Incluso Júpiter tiene un débil anillo de rocas de hielo, apenas visible. Pero sin duda, los más espectaculares son los anillos de Saturno. Uno entiende el sobrenombre de Joya del Sistema Solar que los primeros exploradores le otorgaron.

El planeta enano Plutón y su satélite principal Caronte

Y ya nos acercamos a los últimos cuerpos celestes del sistema. Plutón no tiene categoría de planeta, se le considera un planeta enano, y ni siquiera comparte similitud orbital con el resto de planetas. Su órbita es excéntrica e inclinada al plano de la eclíptica, más parecida a la de un cometa, lo que hace que en ocasiones esté más cerca del sol que Neptuno, por ejemplo.

- ¿Comandante?
- Adelante, Nakamura.
- Tengo una lectura extraña. Rumbo 35:-15
- Recibido. Cambiando rumbo.

Giro la nave treinta y cinco grados a estribor y bajo el morro quince grados, enfocando con los sensores de la nave el contacto. En efecto, allí está. Es una señal muy débil, de un objeto situado a más de dos millones trescientos mil segundos luz. Es decir, a casi 0,07 años luz. Paso el sonido a los altavoces del puente.

- ¿Es eso una comunicación de radio, Nakamura?
- No lo sé comandante, parece muy débil y con interferencias.
- Nos llevará cerca de treinta minutos llegar hasta allí. Vamos a investigar.

Conforme nos acercamos, la señal de radio es más intensa. Parece emitir algún tipo de mensaje. Sin duda son voces humanas. ¿Será alguien en peligro?, ¿una señal de auxilio?

Una vieja sonda espacial, a unos 500.000 millones de kilómetros de la Tierra, unas 3300 Unidades Astronómicas

Al final, encontramos un trocito de historia de la humanidad flotando solitario en el espacio, incansable en su eterno viaje por el espacio interestelar. La computadora lo identifica como la sonda Voyager 2, lanzada en el año 1977 por una agencia espacial de uno de los viejos países pioneros de la exploración espacial. Llevaba un rudimentario sistema de comunicaciones y un ingenuo mensaje bienintencionado para cualquier entidad extraterrestre que lo pudiera encontrar.

La rudimentaria sonda, equipada con lo que en aquella época era la más alta tecnología

- Comandante... esto es pura historia.
- Sí... parece increíble que aún siga vagando por el espacio. Aunque su función ya ha quedado obsoleta. Poco más de ciento veinte años después de su lanzamiento se descubrió la forma de acceder al hiperespacio. En poco tiempo se enviaron sondas a Alfa Centauri, Tau Ceti y todos los sistemas vecinos...

A pesar de haber pasado casi 1.324 años, no se ven muchos desperfectos, salvo en la placa de identificación...

Un examen cercano con la cámara autónoma revela el disco de oro con los mensajes de la Tierra, unas rudimentarias coordenadas de localización de nuestro planeta natal, dibujos de unos seres humanos a escala con el de la sonda... y la placa con el nombre de la propia sonda. Curiosamente, algún impacto de micrometeoritos ha dañado esa parte y tan solo se lee "V       G E R". Trato de recordar de qué me suena eso...

miércoles, mayo 6

13 Pruebas de combate

FECHA GALÁCTICA: 20 de abril de 3301

El olor a nuevo en el interior del puente de la "Fajadora" todavía se hace patente durante los primeros minutos del vuelo. Como siempre, una nueva nave significa pasar por una serie de pruebas de vuelo y de combate antes de tener todo ajustado a nuestro gusto. Nakamura aboga por mayor potencia de fuego a costa de una reducida capacidad en los escudos, pero inicialmente, y con el presupuesto de que disponemos, la Vulture recién estrenada tendrá que conformarse con un equipamiento equilibrado. Una vez pasemos una primera ronda de pruebas, las mejoras futuras ya se irán decidiendo.

- Protocolo de despegue, Nakamura.

- Luces encendidas. Impulsión vertical. Avante un tercio.

- Aplicando vector de aproximación. Vaya, mira como se mueve. Es... tremendamente ágil.

- Sus especificaciones ya indicaban que era maniobrable, y además nos hemos gastado una millonada en equipar los mejores impulsores...
- Abandonando la estación. Rumbo a los anillos de Una 2.
- Tren de aterrizaje arriba. Luces fuera.

Durante la siguiente media hora, la nave demuestra su capacidad contra navíos enemigos de eslora muy superior: Imperial Clipper, Federal Dropship, Python o Anaconda caen fácilmente bajo los enormes láseres gemelos de la Vulture.

La primera víctima: una Imperial Clipper
- No es una nave rápida, eso está claro -le digo a mi primer oficial.
- Sí, cuando toque enfrentarse a enemigos superiores no habrá forma de escapar. De ahí mi preferencia por tener la máxima capacidad ofensiva: si estás obligado a combatir, hazlo con las mejores armas.
- ¿Un viejo proverbio japonés?
- No, comandante. Pura lógica.

De regreso a la estación espacial Hoard Orbital discutimos algunas configuraciones posibles, pero decidimos esperar a tener algunas experiencias de combate más desafiantes e intensas antes de realizar los cambios. Y la oportunidad de llevar a nuestra Vulture al máximo de su rendimiento surge cuando el comandante Nebula se presenta con su potente Viper.

- ¿Qué tal, comandante? -nos saludamos estrechándonos las manos, una vieja costumbre de la antigüedad, ahora en desuso.
- Vengo del astillero, -dice Nebula con semblante satisfecho- acabo de hacer nuevas mejoras en al nave.
- Vaya, que conveniente... nosotros también hemos hecho mejoras: ahora pilotamos una Vulture, de Core Dynamics.
- Mmmm... ¿y qué tal va?
- Pues de momento muy bien, pero tenemos que probarla a fondo. De hecho, hemos visto que desde hace unos días Sokoq Ring, mis enemigos declarados, están en guerra con otra facción del sistema. Pagan bonos de combate ambos bandos... ¿qué te parece?
- Que me apunto -dice sonriendo mientras ajusta el cuello de su traje espacial de color verde caqui.

Minutos más tarde estamos llegando a la zona de conflicto cerca de Una 4, donde dos flotillas de ambos bandos combaten por el control del sector.

Nada más llegar a la zona de conflicto comprobamos el caos de la batalla

Todas las naves de Sokoq Ring aparecen marcadas como hostiles debido a nuestros continuos enfrentamientos en los anillos de Una 2, pero no obstante conviene establecer la señal de identificación para que cualquier otra nave que pudiera entrar en la zona de conflicto sepa a qué atenerse.

- Activando señal IFF

Las nave de Nebula y la nuestra se mantienen en formación y seleccionamos objetivos a los que atacamos coordinadamente.

La Vulture y la Viper demuestran que, bien equipadas, son una fuerza a tener en cuenta

Los láseres y rifles de raíl del Viper de Nebula y los láseres de Pulsos de clase 3 de nuestra "Fajadora" causan estragos entre las fuerzas enemigas.

Ninguna nave, ni siquiera una Anaconda, representa una amenaza por sí sola para nuestras naves bien coordinadas

Con la victoria de nuestro lado, y más víctimas de las que podemos contar, regresamos al espaciopuerto para cobrar nuestros bonos de combate. Descubrimos que el trabajo de mercenario está peor pagado que el de cazarrecompensas, y además las naves de combate a las que nos hemos enfrentado están mucho mejor equipadas que los piratas de tres al cuarto que suelen aparecer en los puntos de extracción de recursos. No obstante, como experiencia de combate para medir las capacidades de nuestra nueva nave, ha sido un éxito.

Al día siguiente, mientras reviso el tablón de anuncios, una misión llama mi atención. De nuevo una misión de eliminación. En este caso se trata de acabar con el criminal Steven Koch por 168.000 créditos. Es justo lo que necesitábamos: misiones similares han significado a veces nuestro fracaso, y las que han sido terminadas con éxito había sido a base de un gran esfuerzo y sufriendo graves daños durante el combate. Veamos qué es capaz de hacer la Vulture.

Viajamos a los sistemas cercanos en busca del peligroso asesino

El tipo es escurridizo. Tenemos que viajar a tres sistemas cercanos para intentar localizar alguna pista sobre él. Finalmente un rastro: alguien ha tenido un encuentro con él en el sistema Una y ha sobrevivido para contarlo. Rumbo a Una de nuevo.

Finalmente regresamos al sistema Una: el último lugar donde ha sido visto Steven Koch

Salimos de la velocidad de supercrucero varias veces a investigar señales sin identificar sin ningún éxito. El tiempo pasa y los nervios se acentúan, pero finalmente una de las señales resulta ser la Anaconda de Koch. No cruzamos palabra alguna: mientras estamos pasando el escáner de confirmación de eliminación la nave de Koch comienza a disparar una andanada que hace temblar nuestros escudos.

- ¿Ah, si?, con que esas tenemos... -digo en voz alta sin ser consciente de ello.

El combate contra la poderosa nave de Steven Koch no es fácil, pero en ningún momento nos pone en un aprieto

Plasma a miles de grados de temperatura cruza el espacio en dirección a nuestra nave, y realizo bruscas maniobras para evitar la mortífera materia incandescente. Afortunadamente el plasma es un proyectil lento y la maniobrabilidad de la Vulture hace que Koch no sea capaz de mantenernos en su arco de disparo principal el tiempo suficiente para obtener resolución de disparo. Conforme avanza la batalla, Nakamura y yo nos damos cuenta de que la Vulture, gracias a su tremenda maniobrabilidad, puede mantenerse bailando alrededor de la Anaconda y minimizar los impactos recibidos mientras tritura los escudos del navío enemigo con sus láseres.

Al fin, el reactor de fusión que da energía a la nave enemiga se viene abajo tras recibir numerosos impactos directos y explota en un cegador estallido que deja fragmentos de todos los tamaños flotando inertes delante de nuestra nave. La computadora informa de 370.000 créditos de recompensa adicionales y mis ojos se abren como platos. Nakamura no puede reprimir un silbido.


La recompensa por Koch de 370.000 créditos se suma a los 168.000 créditos por cumplir la misión
Pero lo principal es que volvemos a la estación con la sensación de haber conseguido superar una barrera, de pilotar una nave capaz de enfrentarse a oponentes de primera línea y salir claramente victoriosos del enfrentamiento.