viernes, mayo 22

15 Rumores, rumores

FECHA GALÁCTICA: 1 de mayo de 3301


En lugar de la proyección holográfica habitual, es un desgastado cartel metálico amarillo y negro el que advierte de la obligatoriedad de usar botas magnéticas en todas las dependencias de la pequeña estación. Alguien ha serigrafiado con láser una obscenidad sobre el gastado cartel, que está remachado junto a la puerta que comunica el hangar con las dependencias interiores. Desde el amplio ventanal del puente de la "Astrea" se puede ver el aspecto descuidado que presenta el hangar conforme la plataforma se desplaza y alcanza su lugar, haciendo que la nave quede finalmente en reposo con un estruendo metálico.

Tras el viaje de prueba con la nave por el sistema Solar, hemos planeado una pequeña expedición a la nebulosa California, pasando por Pléyades. Pero antes de empezar nuestro viaje he invertido seis millones de créditos en mejoras adicionales, para hacerla menos vulnerable y con capacidad de combate. La sensación de pilotar una nave completamente desarmada me sigue causando una sensación de vulnerabilidad que me resulta difícil de soportar. Es la misma sensación que me recorre ahora la espalda, como un escalofrío, mientras estoy a punto de salir de la nave y adentrarme en este siniestro puesto avanzado en mitad de ninguna parte.

- Nakamura, será mejor que vayamos armados. En lugares como este nunca se sabe. 
- Recibido comandante.

El aspecto exterior del puesto avanzado no deja lugar a dudas sobre la clase de gente que vamos a encontrar

La Frontera. El límite del espacio habitado por la humanidad. La única razón para sobrepasarla es llegar a dónde nadie ha llegado antes. Visitar de cerca maravillas astronómicas. Encontrar para la humanidad nuevos mundos que colonizar. Aquellos que sobrepasamos la Frontera, lo hacemos empujados por un impulso interior difícil de explicar. Pero la Frontera es un lugar peligroso. En los límites del espacio habitado siempre es más fácil encontrar a los marginados, los fugitivos, los depredadores de las sociedades humanas, que se ocultan aquí entre su última fechoría y la siguiente. Como cazarrecompensas, sé bien de la existencia de estos lugares y más de una vez los he acechado o me he infiltrado en ellos para seguir la pista a un forajido. Pero no significa que me divierta con ello. O que no me corra un sudor frío por la sien cuando estoy a punto de entrar en uno. Hoy solo pasamos por este sistema donde reina la anarquía para comprar las últimas provisiones antes de adentrarnos en el espacio profundo. La organización que controla el pequeño puesto avanzado necesita los créditos de cualquiera que pase por aquí, sea un forajido buscando refugio o un explorador camino del otro extremo de la galaxia. No nos molestarán ni nos harán preguntas indiscretas, pero el resto de personajes que encontremos por aquí, estén de paso como nosotros o usen la estación como base de operaciones para sus fechorías, son otra cuestión. La seguridad local del puesto avanzado protegerá las instalaciones y su personal, normalmente con brutalidad asesina, pero nadie te defenderá si alguien quiere divertirse contigo.

- ¡Por los anillos de Saturno Nakamura!, ¿qué monstruosidad es esa?

La joven mira con aire indiferente la voluminosa pistola que lleva en el cinto, a la altura del muslo derecho.

- Una Cowell .55; su capacidad de parada es tremenda. Yo además uso munición de punta hueca. Puede arrancar un brazo de cuajo... o hacer un agujero del tamaño de un melón.
- Ya veo, ya... de todas formas tiene sus desventajas. Es demasiado voluminosa y pesada, carga poca munición y usa cartuchos convencionales, por lo que no puede usarla en caso de ausencia de oxígeno. Y si el oponente lleva blindaje, la munición de punta hueca será prácticamente inútil.

Mi primer oficial me mira con ojos suspicaces y echa un vistazo al arma que estoy enfundando en ese mismo momento.

- Uso una pistola de agujas. Los proyectiles son de tungsteno, capaces de atravesar la mayoría de los blindajes a corta distancia. Es silenciosa, manejable, con buena cantidad de munición y el mecanismo de aceleración magnética la hace operativa en cualquier entorno. Serví un año en infantería de marina. Al abordar una nave enemiga siempre existe la posibilidad de encontrarte compartimentos despresusrizados. Nunca se sabe en qué condiciones vas a tener que pelear.
- ¿Infantería de marina? Ahora entiendo lo de la espada esa que siempre lleva en el camarote de una nave a otra. Pensaba que era de adorno... o puro esnobismo, como los imperiales, que la llevan como una prenda de vestir aunque no sepan manejarla. Las armas cuerpo a cuerpo se usan cuando el entorno hace peligroso usar armas de proyectiles o explosivos, ¿no es así?
- Veo que se ha fijado en mi espada... En efecto, a veces hay lugares donde es mejor no disparar. Lo cierto es que nunca la he usado, pero siempre la tengo en la nave, por si acaso. Pero no nos demoremos más: compremos las provisiones y salgamos de aquí cuanto antes.
- Hai shireikan
- Al final acabaré aprendiendo japonés...

El tipo que nos atiende en el almacén de aprovisionamiento parece sacado de una holopelícula: cicatriz cruzando la cara, un ojo biónico y una mano reimplantada de alguien menos afortunado. Nos estudia con la mirada mientras transmite las órdenes al automech que comienza a cargar en nuestra bodega las provisiones adquiridas. Está valorando qué tipo de gente somos. Tal vez preguntándose el armamento que oculta la "Astrea" bajos sus anclajes y si merece la pena darle a algún siniestro socio un chivatazo para prepararnos una emboscada cuando salgamos de aquí. Dos guardias de la estación holgazanean en la puerta del almacén, con los subfusiles colgados en bandolera y aspecto peligroso. La mujer nos ha dedicado una mirada rápida al principio y luego ha seguido atendiendo a su holofac, pero el hombretón de los tatuajes en la cara no nos quita ojo.

- Vamos al compartimento de recreo, Nakamura -le susurro a mi colega. Creo que nos conviene aparentar calma y seguridad tomándonos tranquilamente un par de tragos antes de marcharnos de aquí.

El ambiente en el área de recreo es ruidoso y alborotado. La música electrónica estridente está excesivamente alta, algo habitual para dificultar que se escuchen conversaciones ajenas. Flotan por la sala algunos desperdicios que la descuidada clientela de este lugar ha dejado escapar de sus envases para gravedad cero y no hay nadie que los recoja, ni siquiera un automech. La clientela es escasa y la examino de un rápido vistazo: un par de tipos discuten en la barra, medio ebrio uno de ellos; cuatro tripulantes, dos hombres y dos mujeres, están comiendo algo en una mesa en el centro de la sala, riendo y bromeando; un tipo solitario bebe tranquilamente y nos observa desde otra mesa en el extremo de la sala; finalmente dos tipos mantienen una conversación en una de las mesas que hay junto a la entrada. Hago un gesto a Nakamura para sentarnos en otra mesa al otro lado de la entrada y busco sin éxito el holofac de la mesa para pedir las bebidas.

El camarero, un gigante sudoroso en camiseta de tirantes, se acerca para ver qué vamos a tomar: no hay consola holográfica para pedir desde aquí. Por lo que se ve prefieren el viejo sistema de toda la vida. Casi a gritos, pedimos un par de bebidas típicas: pedir ginebra de Centauri o cualquier otra delicatessen llamaría la atención innecesariamente. Mientras el camarero trae la bebida, observo a los tipos que mantienen una tranquila conversación en la mesa de enfrente. Por sus expresiones corporales, parecen estar comentando algo interesante. Y eso pica mi curiosidad. Discretamente saco del cinturón el diminuto micrófono direccional y lo fijo magnéticamente bajo nuestra mesa apuntando a los dos sujetos. Maximizo la ganancia de potencia mientras ajusto la orientación hasta que en el implante subcutáneo de mi oído comienzo a escuchar sus voces con la calidad suficiente como para poder entenderles.

Uno de ellos es de origen imperial. Su fuerte acento y su forma de hablar ampulosa lo delatan. El otro parece un tipo del montón. Podría ser de cualquier sistema de la Federación o de la Alianza. Está claro que pertenecen a la misma tripulación. Están de paso, como nosotros. Agudizo el oído y entre la distorsión del ruido ambiental distingo algunas frases: la nebulosa California, posibles reliquias alienígenas, artefactos de origen desconocido, referencias a un comandante llamado Arcannon. Pero justo cuando la conversación se ponía interesante, un ruido en la barra llama la atención de todos.

Los gritos de los dos individuos que discutían en la barra han crecido por encima incluso de la música. Ahora uno de ellos ha empujado al otro y este retrocede unos pasos, casi perdiendo el magnetismo de sus botas con el suelo. El camarero detiene la música bruscamente y les grita llamándolos a la calma. El tipo delgado desenfunda primero, mientras el otro aún se tambalea intentando mantener el equilibrio. Su arma es una potente pistola láser y el pulso de una fracción de segundo alcanza en la mano izquierda al otro hombre, haciéndola estallar en una nube rosada que llena la estancia de minúsculas gotas de sangre y los restos de sus dedos girando ingrávidos y rebotando por las paredes y el techo. El hombre grita y se agacha llevándose el muñón al pecho, pero logra desenfundar su arma, casualmente una Cowell .55 como la de Nakamura. Noto como retumba mi pecho por el disparo y me llevo la mano a mi oído, que sufre por el sonido amplificado del micrófono direccional bajo la mesa. El tipo de la pistola láser tiene peor suerte que mi oído. El enorme proyectil le impacta en mitad del pecho y le sale por detrás, regando de sangre la pared y lanzándolo por el aire girando sin control cuando sus botas magnéticas se desactivan ante el brutal impacto. No es necesario un segundo disparo: el tipo está listo para la bolsa de plástico. Rebotando en la pared, el techo y luego en el suelo, una bota detiene la deriva del cadáver presionando el cuerpo contra el suelo con firmeza.

Un tiroteo en gravedad cero suele dejar el habitáculo lleno de restos que limpiar flotando sin control

- ¿Qué ha pasado aquí? -dice el guardia de seguridad apuntando al otro tipo con un fusil de asalto mientras sujeta contra el suelo el cadáver.
- El otro desenfundó primero -interviene el barman. Le reventó una mano. Fue una pelea justa.

El guardia de seguridad observa unos segundos al otro tipo, que se incorpora con los dientes apretados sujetándose el muñón en que ahora termina su brazo izquierdo.

- Vale, ragazzo, ve al matasanos y que te mire eso. Las pertenencias del fiambre se las queda la estación. Por las molestias. Y te quiero despegando en una hora. Intenta no volver por aquí en un tiempo, ¿capisci?

El tipo asiente con un gruñido y se larga por la puerta tambaleándose camino de la enfermería. El guardia de seguridad, que por su aspecto y maneras autoritarias parece estar al mando aquí, se dirige ahora a todos los presentes:

- Los demás: se acabó la fiesta por hoy, el bar cierra temprano. -luego se gira al barman mientras comienza a cubrir el cadáver con una bolsa. Pulire questa merda. Presto.

Camino de las Pléyades, con los trajes de vuelo limpios de la sangre del infeliz que hemos visto morir, parece que todo haya sido un mal sueño. Pero no. Ha sido real. Nakamura es la primera en hablar del tema pasado un tiempo.

- No sabía que el láser hacía eso en una persona -comenta por el comunicador.
- Sí, causa heridas terribles y difícilmente reversibles. El aumento de temperatura que el láser genera  en tan poco tiempo provoca la sublimación explosiva del agua contenida en esa zona del cuerpo, y quemaduras en los tejidos aledaños.

Durante un rato Nakamura vuelve a guardar silencio, y sospecho que está más afectada de lo que parece por lo que ha visto. Al cabo de un rato vuelve a iniciar la conversación.

- Cambiando de tema. ¿Pudo escuchar algo de lo que hablaban esos dos?, le vi colocar el micrófono direccional...
- Rumores. Solo rumores. Buscan artefactos desconocidos que podrían tener origen en la zona de la nebulosa California. También mencionaron a un tal Arcannon. Parece ser que está moviendo gente para investigar eso. Vamos de camino justo para allá... he pensado que podríamos contactar con él.
- ¿Se pagan bien esos artefactos?
- Ni idea... pero me intriga más saber lo que son, si es que existen, que ganar dinero con ellos.

Nos aproximamos finalmente a la nebulosa de las Pléyades

Días más tarde, habíamos contactado con el comandante Arcannon y con el comandante Kamzel, alias Erimus One, el del legendario viaje cruzando toda la galaxia. Muchos comandantes hemos terminado uniéndonos a esta investigación tratando de encontrar algunos de estos artefactos, que de momento solo son un rumor. Nuestro viaje a la nebulosa California al final ha sido pospuesto. Dada nuestra situación, se nos encomienda explorar las Pléyades a fondo, en busca de cualquier anomalía o encuentro fuera de lo normal que pudiera sucedernos allí.

Exploramos Celaeno, una estrella blanco azulada de clase B.

Celaeno, en todo su esplendor

Y luego el sistema Maia, donde encontramos un sistema múltiple que incluye un agujero negro. Allí nos encontramos al comandante Tug Speedman en una Lakon Type 6, pero no respondió a ninguna de nuestras comunicaciones.

El agujero negro de Maia fue estudiado intensamente, sin resultados esperanzadores

De nuevo otro agujero negro, esta vez en el sistema HR 1185. Pero tampoco encontramos ninguna otra anomalía ni rastro alguno de artefactos desconocidos.

El espectacular agujero negro del sistema HR 1185 siendo analizado por los sensores de la "Astrea"

Otros sistemas explorados nos dejan algún que otro sobresalto: al saltar a un sistema binario con las estrellas demasiado cercanas, quedamos entre las dos estrellas y las potentes radiaciones comienzan a dañar algunos sistemas. A pesar del mal trago, la vista es espectacular, y mientras nos detenemos a distancia prudencial para que los autorreparadores pongan de nuevo los sistemas a punto, tomamos imágenes con la cámara autónoma.

Un sistema binario con las estrellas muy próximas, un verdadero peligro si al salir del hiperespacio te encuentras entre ambas

De un sistema binario pasamos a otro, aunque menos peligroso. Lo recorremos de arriba a abajo buscando algo fuera de lo normal, pero de nuevo el resultado es negativo.

Este otro sistema binario es más seguro

Finalmente exploramos un sistema totalmente estéril. Una solitaria y joven estrella T Tauri y su disco cirumestelar son lo único que encontramos allí. Pero en ese momento recibimos una comunicación de la zona habitada...

Una joven estrella T Tauri y los restos que la orbitan, que podrían formar planetas dentro de millones de años

- Comandante, un mensaje encriptado entrando.
- Recibido, desencriptando.

PARA: Todos los comandantes en busca del artefacto desconocido
ASUNTO: Contacto establecido
MENSAJE: ¡Atención!: se ha localizado una pista sobre los artefactos de origen desconocido. Ya no son un rumor, sino un hecho. El comandante Wishbend ha detectado un convoy militar de la Federación en el sistema 109 Virginis y ha logrado interceptar sus trasmisiones, que sugieren que está transportando uno. El escáner de carga ha revelado que en efecto es así. El comandante RedWizzard tambien parece haber establecido contacto con otro convoy federal en Timocani. La búsqueda debe centrarse ahora en la zona habitada.

Finalmente, una pista. La Federación sabe algo que nos oculta, y la clave puede estar en esos artefactos. Debemos obtener alguno para examinarlo y descubrir qué hay detrás de todo esto, pero eso significa actuar contra la Federación. Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, soy un ciudadano de la Federación, que sabe que la democracia no es un sistema perfecto y que la corrupción es un cáncer del sistema, pero es el menos malo de los sistemas de gobierno. Pero por otro lado, que tu gobierno oculte secretos, experimentos o te engañe en tus propias narices no me sienta bien. Dice un viejo proverbio, "no muerdas la mano que te da de comer". Pero no es menos cierto otro que reza "nadie debe obedecer, a aquél que no merece mandar".

Abandonamos la nebulosa de las Pléyades y volvemos a la civilización

Estamos a tan solo 385 años luz del sistema Solar, y abandonamos la nebulosa de las Pléyades para regresar rápidamente a Una y perparar a la "Fajadora" para investigar esos misteriosos convoyes federales...

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