jueves, abril 16

09 Solo gas y polvo estelar

FECHA GALÁCTICA: 7 de abril de 3301
DISTANCIA AL SISTEMA SOLAR: 600 años luz

La puerta de la sala de máquinas se cierra y emite un siseo cuando el sistema hidráulico la presuriza de nuevo. Mi revisión rutinaria de los sistemas me deja tranquilo. En varias ocasiones al llegar de un salto junto a una enana blanca o un sistema doble con las estrellas demasiado próximas entre si he acabado más cerca de la cuenta y el sobrecalentamiento ha dañado algunos sistemas, pero he comprobado que el autorreparador ha realizado un buen trabajo. No obstante, ciertos sistemas como el reactor de fusión, el corazón que suministra la energía de todos los módulos de la nave, no puede ser reparado a menos que la nave atraque en unas instalaciones adecuadamente preparadas para la delicada operación. Así que tomo nota mental para aumentar las precauciones: esta es una expedición muy corta, pero en una expedición larga estos pequeños percances pueden llegar a ser mortales. También he comprobado que el estado general del casco exterior es del 95%: solo uno pequeños desperfectos sufridos al abandonar bruscamente la velocidad de supercrucero a velocidades demasiado elevadas.

Pero los daños que más me preocupan en un viaje largo son los que no se pueden ver. Los que sufre por estrés la integridad estructural de la nave en cada salto de un sistema a otro. Además de por los eventuales impactos en el casco que se puedan sufrir, claro está. Con la integridad estructural reducida, la capacidad de aguante del casco externo se reduce también, resultando en una fragilidad extrema de la nave, que literalmente puede hacerse pedazos con impactos que de otro modo solo le harían un rasguño. Pero los daños en la integridad estructural no pueden verse salvo con un escáner de rayos X en unas instalaciones adecuadas, así que tendré que confiar en que la vieja y fiel "Obstinada" aguante bien y me lleve a casa dentro de dos o tres días. Ahora llega el momento de alcanzar por fin la nebulosa IC 4604.

Pocos minutos después estoy en el sistema IC 4604 Sector FB-X C1-19, uno de los más cercanos a la nebulosa IC 4604. La vista de la nebulosa a esta distancia es todo un espectáculo. Sé que es solo gas y polvo estelar reflejando la radiación de las estrellas próximas, pero parece un cuadro pintado por los dioses. Y esta pequeña nebulosa no es nada del otro mundo comparada con otras como el Bucle de Barnard, la nebulosa Cabeza de Caballo o la del Águila, por nombrar algunas. Lamento que Nakamura no esté aquí para verla.

Espectacular vista de la nebulosa IC 4604 junto a uno de los planetas del sistema IC 4604 Sector FB-X C1-19

De repente reparo en un contacto en los sensores. A 600 años luz de la Tierra, junto a una nebulosa, solo puede ser otro viajero de las estrellas explorando la galaxia. Resulta ser el comandante Hartmut64 y charlamos un rato antes de separarnos. Sus noticias me dejan algo intranquilo: está regresando a Tsu a marchas forzadas porque al parecer el proyecto de exploración de la Alianza está quedándose sin presupuesto. Podría quedar completado mañana mismo, y yo no he entregado nada más que unos datos cartográficos simbólicos que obtuve de camino al sistema antes de registrarme. Me temo que yo no llegaré a tiempo y mi recompensa será la mínima. Me queda el consuelo de que tampoco se manejan precisamente cantidades demasiado elevadas para los puestos más altos del ranking.

Una vez que Hartmut64 se ha marchado, sigo mi itinerario previsto, visitando la nebulosa Rho Ophiuchi. Como la Saco de Carbón, es una nebulosa oscura, que tan solo refleja muy levemente una fracción de radiación de las estrellas próximas. Sólo se aprecia un resplandor rojizo en su superficie, y el resto es una masa negra que casi se funde con el entorno.

La "Obstinada" abandona las inmediaciones de Rho Ophiuchi

Rho Ophiuchi marca el último punto importante del itinerario de exploración planeado, así que es el momento de regresar. Ha sido un largo día y necesito descansar. Los ojos se me cierran y los reflejos se relajan, así que será mejor no correr riesgos. Desactivo los sistemas y antes de retirarme al camarote, abro el mapa de la galaxia y examino los sistemas que jalonan la ruta de vuelta a Tsu. No he encontrado aún ningún planeta similar a la Tierra, y eso me frustra. Sí, he cartografiado algunos mundos acuáticos, y otros candidatos a ser terraformados y un buen puñado de planetas con valiosos recursos metalúrgicos y minerales, pero ningún planeta listo para ser colonizado de inmediato. En la carta galáctica me detengo en las estrellas cercanas a la ruta de vuelta y observo en el panel de información los tipos de estrellas, buscando clases espectrales F, G y K por ser los más similares al Sol y tener las mayores posibilidades de encontrar un planeta como la Tierra. Y mientras estoy buscando, me topo con el sistema HIP 80371. Según la carta galáctica, allí encontraré dos estrellas de clase B y... ¡un agujero negro! Sigo mirando por los alrededores de la ruta y encuentro otros tres sistemas interesantes: otro con un agujero negro y los otros dos con estrellas de neutrones.

Mientres me meto en el camastro y bajo la red de sujeción que impide que durante el sueño flote fuera del mismo, noto que mi frustración por no haber encontrado todavía ningún planeta similar a la Tierra se mitiga un poco cuando añado mentalmente como objetivos finales de la expedición el estudio de esos dos agujeros negros y las dos estrellas de neutrones.

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